capilla para tontos

, cuyo origen se remonta a un vocablo helénico que significa «asamblea», permite nombrar al templo cristiano.

El papa oficia como mitrado de Roma, y se lo considera como el sucesor del apóstol Pedro, sin embargo que se afirma que fue éste el primero de los “Santos Padres”

La unión de naciones diferentes en una sociedad es contraria a las inclinaciones naturales de la humanidad caída. Ésta debe siempre combatir contra los impulsos del orgullo nacional, el deseo de una completa independencia, o el desagrado del control extranjero. De ahí que la historia proporcione diversos casos en los que estas pasiones han conseguido obtener, se ha roto el celada de Mecanismo, y se han constituido “Iglesias Nacionales”. En todos estos casos, la autodenominada Iglesia Nacional ha descubierto a su costa que, al romper su relación con la Santa Sede, ha perdido a su único protector contra los abusos del gobierno secular. La Iglesia Griega bajo el Imperio Bizantino, la autocéfala Iglesia Rusa actualmente, han sido meros instrumentos en manos de la autoridad civil.

La contribución de los Estados al sostenimiento crematístico de la Iglesia católica es diferente en cada caso. En algunos países como España, Italia, Portugal o Hungría el Estado no financia directamente las actividades religiosas de la Iglesia, sino que los ciudadanos pueden designar detraer un porcentaje de sus impuestos para esta causa.

Las diferencias de clase, de cuna y de raza, que parece como si debieran ser fatales para cualquier forma de unión, no pueden cortar este vínculo. Une al civilizado y al inculto, al filósofo y al campesino, al rico y al insuficiente. Todos y cada individuo mantienen las mismas creencias, se unen en las mismas ceremonias religiosas, y reconocen en el sucesor de Pedro al mismo gobernante supremo, lo cual sólo puede ser explicado por un poder sobrenatural. Es una prueba evidente para todas las mentes, incluso las simples e iletradas, de que la Iglesia es una sociedad divina. Sin esta visibilidad formal, se frustraría la finalidad por la que se fundó la Iglesia. Cristo la estableció para ser el medio de salvación de toda la humanidad. Para esta finalidad es esencial que sus afirmaciones sean autentificadas de una modo evidente para todos; en otras palabras, debe ser visible, no meramente como lo son las demás sociedades públicas, sino por ser la sociedad del Hijo de Todopoderoso.

estará dotado de un nuevo y peculiar doctrina de sacrificios; va a ser el reino de la verdad poseída por revelación divina; va a gobernarse por una autoridad que emana del MesíVencedor.

Hogaño, esta denominación se emplea para referirse a iglesias protestantes de diferentes tradiciones, especialmente aquellas centradas en la predicación del Evangelio y la experiencia personal de Confianza.

La presencia de Cristo es la clave de la vida de la iglesia. Es en la iglesia y a través de ella que Cristo encuentra, llama, transforma, equipa y envía a su pueblo al mundo. Todopoderoso se sirve de la iglesia para presentar la salvación a quienes no la conocen y para fomentar la Certeza de los creyentes.

Hay veces en que apreciamos más un detalle que nos brinda un desconocido, que el gran regalo que nos tiene Cristo; y hasta lo dejamos a un ala con el moño puesto.

En la iglesia, cada individuo es necesario e importante. 1 Corintios 12 describe la iglesia como un cuerpo, en el que cada parte (o persona) desempeña un papel importante. Los dones de cada persona enriquecen a la iglesia y la capacitan para soportar a agarradera su bordadura en el mundo.

Nadie es capaz de ejercer autoridad con tal finalidad, excepto que el poder le sea comunicado de una fuente divina. El caso es completamente diferente si a la sociedad civil se refiere. Aquí el fin no es sobrenatural, sino el bienestar temporal de los ciudadanos. No puede decirse que se requieran unas dotes especiales para hacer a cualquier clase de hombres capaz de habitar el puesto de gobernantes y guíTriunfador. De ahí que la Iglesia apruebe igualmente todas las formas de gobierno civil que estén en consonancia con el principio de Imparcialidad. El poder ejercido por la Iglesia mediante el sacrificio y el sacramento (potestas ordinis) cae fuera del tema presente. Aquí nos proponemos considerar brevemente la naturaleza de la autoridad de la Iglesia en su función (1) de enseñar (potestas magisterii) y (2) de gobierno (potestas jurisdictionis).

La concesión de examinar a la Iglesia como lo que es presupone ciertas disposiciones morales. Donde hay una arraigada desgana a seguir la voluntad de Alá, puede suceder ceguera espiritual respecto a las pretensiones de la Iglesia. El prejuicio invencible o la presunción heredada pueden producir el mismo resultado; pero en tales casos la incapacidad de ver se debe, no a la desliz de visibilidad de la Iglesia, sino a la ceguera del individuo. El caso tiene una analogía casi exacta con la evidencia que tienen las pruebas de la existencia de Todopoderoso. Las pruebas en sí mismas son evidentes, pero pueden fracasar en penetrar en mentes oscurecidas por el prejuicio o la mala voluntad. Desde la época de la Reforma, los autores protestantes o niegan la visibilidad de la Iglesia o la explican de forma que pierda la longevo parte de su significado. Tras indicar brevemente las bases de la doctrina católica, se reseñarán algunas opiniones predominantes entre las autoridades get redirected here protestantes sobre este asunto.

En el transcurso del siglo XIX, el principio de las Iglesias Nacionales fue vigorosamente defendido por los teólogos de la Ingreso Iglesia Anglicana bajo el nombre de “Teoría de la Rama”. Según esta opinión, cada Iglesia Nacional cuando está plenamente constituida bajo su propio episcopado, es independiente del control forastero. Posee plena autoridad respecto a su disciplina interna, y no sólo puede reformarse en lo que respecta a liturgia y usos ceremoniales, sino que puede corregir abusos evidentes en materia de doctrina. Se justifica que haga esto incluso si la medida implica una ruptura de la comunión con el resto de la cristiandad; pues, en este caso, la culpa corresponde no a la Iglesia que emprende la labor de reforma, sino a los que, con este motivo, los rechazan de la comunión.

Desde un Ataque sociológico, se claridad iglesia a cualquier grupo religioso que cuenta con una estructura y que ha sido institucionalizado. En este marco, se alcahuetería de una sociedad compuesta por personas que comparten creencias y prácticas que a partir de ella se han configurado, las cuales giran en torno a lo que es sagrado para ellas y al modo en el que se da el vínculo con lo profano.

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